Después de vieyu, gaiteru
Hay una expresión/refrán muy nuestro que dice: “después de vieyu,
gaiteru”. Aplicable, sin duda, a personas que en su último tercio de vida
dedican su tiempo a esa afición pendiente, a ese oficio que siempre le llamó la
atención o a ese instrumento al que nunca fue capaz de enfrentarse (la gaita,
si lo consideramos todo de manera literal).
Y es que no hay mejor manera que ocupar el tiempo de una
jubilación en aquellos quehaceres que uno tiene pendientes antes de entrar en
el tiempo de descuento.
Claro que las jubilaciones no son iguales para todos. Un
autónomo o un asalariado de base tiene que trabajar hasta los 65, o más para
luego tener una pensión digna.
De esa presión final se libran los famosetes del “papel
cuché”, que son capaces de llegar a la cuarentena con la jubilación firmada. Pongamos
que hablamos de aquellos que cotizaban a la seguridad social por los Regímenes
Especiales de la Seguridad Social de Trabajadores Ferroviarios, Jugadores de
Fútbol, Representantes de Comercio, Toreros y Artistas; o dicho de otra manera
aquellos que ya ganaron cuatro perres y ahora no saben qué hacer.
¿Y qué está de moda para esta gente? Meterse en política.
Hoy lo hemos vuelto a ver: el torero Vicente Barrera de Vox
será el vicepresidente de toda una Generalitat Valenciana y que además tendrá
competencias en cultura.
No es el único, si echamos la vista atrás nos encontramos de
todo.
Sí, y el primero que se nos viene a la cabeza es el “valgopató”
de Toni Cantó. De actor pasó a diputado y hasta formó parte de un
chiringuito que le colocó la Presidenta Ayuso. El idilio no acabó muy bien.
El fútbol, y cualquier otro deporte, siempre sirvió de
trampolín, y sino que se lo digan a Jesús Gil y su Marbella del Alma. La
cosa tampoco acabó muy bien.
Y hablando de Marbella, en 2007, la cantante y actriz Yola
Berrocal intentó convertirse en alcaldesa de Marbella con el YIL (partido
fundado por ella misma), pero fracasó de forma estrepitosa.
Después de su exitosa carrera como entrenador de baloncesto
(entre otras cosas ganó el Mundial de Japón en 2006 con la Selección Española),
Pepu Hernández se convirtió en el candidato del PSOE a la alcaldía de
Madrid. La cosa acabó bastante mal, su candidatura cosechó el peor resultado
electoral del PSOE en toda la historia democrática.
En 1999, la regatista y medallista olímpica Theresa Zabell
fue elegida diputada en el Parlamento Europeo dentro de la lista del PP, completando
hasta 2004 su mandato de cinco años. Por allí pasó sin pena ni gloria pero con
un buen sueldín.
En 2011, el bicampeón
del mundo de maratón Abel Antón ganó un escaño en el Senado, en este
caso por la circunscripción de Soria y representando al Partido Popular. Pero poco
se supo de ello.
No me quiero olvidar de un personaje que hoy quizás tuviera
lugar en algún partido del hemiciclo, pero que dio mucho juego: José María Ruiz
Mateos que fue elegido eurodiputado en 1989 por el Partido del Trabajo y Empleo
- Agrupación Ruiz Mateos. Su lema era contundente: "España, para los españoles.
Trabajo para todos. ¡Vótame, leche!". Después de aquello, nada.
Y en esta semana de “corte tan italiano” no se nos debe
olvidar quien fue una de las precursoras de todo este panorama: en 1987 la
húngara Ilona Staller, alias Cicciolina, consiguió convertirse en la
primera actriz porno en ostentar un cargo político tras ser elegida diputada en
Itatia por el Partido Radical, que se oponía a la OTAN y a la energía nuclear.
Durante su mandato, una de sus propuestas más iconoclastas fue la de ofrecerse
a mantener relaciones sexuales con Sadam Hussein a cambio de la paz en su región,
poco antes de la primera Guerra del Golfo. Después de esta legislatura militó
en otros partidos políticos, entre ellos, el Partido del Amor, pero no
consiguió ningún cargo representativo.
El panorama, por tanto, para estos corredores de segunda
vuelta, es poco esperanzador. Pocos han llegado a ostentar cargos de
relevancia, quizás porque ellos eran bueno en lo suyo: en el deporte, en las artes,
o en el mundo de la empresa; pero no en la política.
Lo del torero Vicente Barrera sí que me preocupa un poco más:
para gestionar un presupuesto de más de dos mil millones de euros hay que ser
valiente, pero con una valentía diferente a la de una verónica o un pase
de pecho.
Así que zapatero a tus zapatos y la política, por favor, para
los que, de verdad, tengan verdadera vocación y formación para el servicio
público.
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